Filosofía que nos inspira

  

La filosofía Reggio Emilia nace en Italia post Segunda Guerra Mundial, donde un grupo de madres se vieron con la necesidad de formar un lugar para dejar a sus hijos/as y que éstos pudieran aprender y desarrollarse de manera segura y libre. Fue así como comenzaron a formarse los “nidos”, pequeñas escuelas donde los niños/as pudieron desarrollar al máximo sus potencialidades siempre respetando sus ritmos e intereses personales.
La filosofía Reggiana pone al niño/a como protagonista de su aprendizaje, donde el educador/a toma un rol de guía o acompañante en este proceso. Todas las experiencias educativas nacen de las inquietudes e intereses de cada niño/a, el educador/a los observa y pone atención para saber cómo proceder con su trabajo. En este rol de guía el saber escuchar y respetar los procesos, son la clave para poder generar lazos de amor, seguridad y respeto.

La documentación tiene un rol muy importante dentro de la experiencia educativa ya que favorece la reflexión de lo observado, ayuda a comunicar e involucrar a los padres sobre lo que están haciendo sus hijos/as y permite a los niños ser conscientes de sus aprendizajes. Es un medio para saber lo que el niño entiende y conoce, y cómo llegó a conocerlo, a la vez de entregar herramientas para generar hipótesis acerca de la dirección que tomará el trabajo con ellos/as.
Es un proceso continuo y dinámico donde se registra todo el camino recorrido y no sólo el resultado.

Dentro de esta filosofía, el ambiente juega un rol fundamental, siendo considerado el tercer Educador, por esto la infraestructura del Jardín se proyectó y construyó pensando en los niños/as, en sus necesidades, su manera de usar el espacio, su relación con la materialidad y en cómo la estructura fuera capaz de generar inquietudes y entregar respuestas a estas mismas.

Esta filosofía nos invita a tomar una pausa, a reflexionar y escuchar. Loris Malaguzzi (pedagogo impulsor de la filosofía educativa Reggio Emilia) habla que el niño/a tiene 100 lenguas y que la sociedad le roba 99. En Jardín Bambú queremos escuchar y valorar esos 99 restantes, para que el niño/a logre desarrollarse en su plenitud, encontrando un espacio para todas sus lenguas.

No somos un Jardín con un currículum pre establecido rígido, sino más bien, somos un Jardín donde entregamos experiencias educativas en movimiento, flexibles y dinámicas.